I poeti lavorano di notte
María de Jesús Tinajero (traductora)
I poeti lavorano di notte
Los poetas trabajan de noche,
cuando el tiempo no los apremia,
cuando cesa el ruido de la multitud
y termina el linchamiento de las horas.
Los poetas trabajan en la oscuridad,
como halcones nocturnos o ruiseñores
de dulcísimo canto,
y temen ofender a Dios.
Pero los poetas, en su silencio,
hacen mucho más ruido
que una cúpula dorada de estrellas.
Sono nata il ventuno a primavera
Nací el veintiuno, en primavera,
pero no sabía que nacer loco,
abrir los terrones
pudiera despertar una tormenta.
Así Proserpina, ligera,
ve la lluvia caer sobre las hierbas,
sobre el grueso, hermoso trigo;
y llora siempre al atardecer.
Quizá ésa es su plegaria.
Io vorrei, superato ogni tremore
Quisiera, superada cada angustia,
alcanzar a la belleza que me persigue,
honda, desde la ruina del silencio;
arrancar la mesura de la voz
y cantar al unísono con los sonidos;
imprimir en mis manos toda la fuerza
en crecimiento perenne y modular
un cuidadoso límite con las cosas,
donde yo pueda dialogar con ellas,
protegida siempre del incipiente caos.
Quisiera vivir en el corazón secreto,
al centro de cada uno de los movimientos más puros,
reanimar en mí los aspectos más apagados
de los fantasmas reales y volver a plasmar
las líneas ardientes donde toda gracia
es tocada por su propio límite. Surtida
estupendamente con estos encuentros,
numeraré mi múltiple esencia
dentro de un solo y perenne
insistir de tonos adolescentes.
En la abierta medida de las alas
del más libre pajarillo,
en la fuerza de los árboles,
en la limpia música de los vientos,
en el estruendo pueril de los colores,
en el aroma de la fruta,
seré una criatura con un único y diverso
principio, sin origen ni signo
de una condena ancestral.
Y sé, por esta verdad, que el tiempo
no se derrumbará esparciendo las ruinas
de los encuentros que transgredieron la apacibilidad
de mi nuevo surgimiento, ni la sagrada
identidad del canto disminuirá
a sus ídolos vivos.
L’uccello di fuoco
El gorrión de fuego
de mi mente enferma,
este pasajero gris
que habita en lo profundo
y que con su pío
siempre me hace temblar,
porque parece indefenso,
necesitado de amor,
algunas veces tiene una voz
tan tierna y nueva
que bajo su triunfo
hago poesía.
Fogli bianchi
Las hojas en blanco son la desmesura del alma
y yo, con este sabor agridulce,
quisiera un día morir,
porque la hoja en blanco es violenta.
Violenta como una bandera,
una vorágine de fuego,
y así, yo me compongo,
letra sobre letra, al infinito,
con la esperanza de que alguien me lea,
pero que nadie aprenda nada,
porque la vida es un sorbo, y un sorbo
de vida los folios en blanco,
desmesura del alma.
Alda Merini (Milán, 21 de marzo, 1931 – 1 noviembre, 2009). Fue una escritora prolífica. Se dedicó sobre todo a la poesía, aunque publicó también textos en prosa. En 2007, fue nombrada Doctora honoris causa por la Universidad de Mesina. Además, su obra ha inspirado a músicos y dramaturgos. A lo largo de su vida, padeció constantes aflicciones mentales, que la llevaron a ser internada en centros psiquiátricos. Una de sus obras, La Terra Santa, recoge testimonios de sus vivencias en esas clínicas.